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Cuando los muertos son una oportunidad mediática


DANIEL SEIXO PAZ. 5 de noviembre de 2024

1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.

2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

10.- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.

Cuando cubras una tragedia como la sucedida en Valencia, recuerda que el dolor puede ser útil para tus propósitos, siempre y cuando se oriente de la manera correcta. No se trata de informar, sino de cómo transformar el sufrimiento de miles de familias en una herramienta de control emocional, algo que, bien dirigido, refuerce una visión conspirativa y genere una indignación capaz de dirigirse contra tus objetivos políticos. La clave está en que las vidas perdidas, las casas destruidas y el miedo de la gente sirvan a un relato en el que la ira se canaliza hacia un enemigo claro: la democracia, por mínima que sea en un sainete burgués como el español.

Paso 1: Aprovecha la zona cero para tu propio espectáculo

Desplázate raudo y veloz a la “zona cero” de la catástrofe y asegúrate de que la cobertura está a la altura de la desesperación que deseados proyectar. El espectáculo tiene que parecer auténtico, incluso heroico, mostrando al equipo del programa entre escombros y barro. Si es necesario, puedes arrodillarte en medio de la desesperación para embadurnarte en barro antes de un directo. Aunque sería inteligente comprobar que nadie te está grabando desde alguna ventana cercana. Haz que parezca que estás sufriendo la misma desgracia que los afectados, insiste en que en la importancia del chantaje al que llamas solidaridad y deja claro que un par de furgonetas con productos necesarios puede perfectamente sustituir a los servicios públicos a los que debes insistir en denigrar. Sin embargo, no te preocupes demasiado por la veracidad de los detalles: el impacto visual es lo único que cuenta, no escatimes en detalles escabrosos. La audiencia debe sentir que hay algo oculto, un gran escándalo que nadie más se atreve a destapar.

Paso 2: Identifica y amplifica «información exclusiva» para sembrar el miedo

El miedo y la incertidumbre siempre son elementos poderosos. Si un periodista como Iker Jiménez y su equipo deben realizar insinuaciones acerca de un aparcamiento subterráneo plagado de cuerpos abandonados a su suerte, no dudarán ni un segundo en hacerlo a pesar del impacto que esto pueda tener en la vida de todos aquellos que aún hoy tienen familiares desaparecidos. No importa si no tienes pruebas, basta con atribuir la «exclusiva» a un “compañero en el lugar”, esa puede ser la fuente perfecta para lanzar una historia impactante y jugar con los nervios de miles de afectados por esta tragedia. Si el tiempo te corrige, si en ese mismo aparcamiento resulta no existir ninguna víctima, siempre puedes “alegrarte” de haber estado equivocado, pero el bulo ya habrá hecho su trabajo. Lo importante es mantener viva la duda en la audiencia, asegurarte de que los tuyos sigan cuestionando las cifras y la información oficial, aunque tu información resulta ser igualmente falsa e incluso más cruel que la manejada por unas instituciones que se empeñan en dar espacio a charlatanes de todo tipo.

Paso 3: Gira rápidamente hacia la disculpa estratégica

En cuanto te desenmascaren por difundir rumores y jugar con el sufrimiento de todos los valencianos, emite una disculpa a medias y carga la culpa sobre tus fuentes o tus colaboradores. Puedes “lamentar” el error y “agradecer” que los datos fueran erróneos, pero asegúrate de desviar cualquier responsabilidad propia, incluso cuando durante la noche del domingo has estado jugando con las cifras de muertos, aunque cuando durante la noche del domingo has permitido que un paleto sin luces haya reivindicado en vivo y en directo ser fascista, pasando por encima de la tragedia para imponer su relato político. La audiencia estará acostumbrada a este teatro y pasará por alto que no contrastaste los datos, pronto se olvidarán de todo. La indignación inicial, sin embargo, habrá servido para movilizar a tus seguidores y alimentar la narrativa de que “alguien oculta la verdad”.

Paso 4: Haz de la audiencia una fuerza contra el enemigo común

Tu misión no es informar ni ayudar a las víctimas reales, sino alimentar la creencia de que solo tú puedes contar “lo que no quieren que sepas”. Las teorías conspirativas y los relatos sobre la verdad oculta, permiten que la audiencia canalice su frustración y se sienta parte de una resistencia que tú encabezas. Este es el primer paso para instalar el Trumpismo en el estado español, si un showman desquiciado y desquiciante como Milei puede ocupar la presidencia de Argentina, ¿por qué no un cazafantasmas en la Moncloa?. La rabia de la audiencia se convierte en un recurso inagotable, donde cada rumor o historia inverosímil refuerza la idea de que el desastre es más profundo que lo que se ve y de que solo tú y tu equipo tienen el valor de exponerlo. Si logras captar su confianza, podrás manipularlos a tu antojo. Sin duda, Joseph Goebbels estaría orgulloso.

Paso 5: En los ratings, los muertos pesan más

Finalmente, reconoce que el sensacionalismo es una herramienta de rating insustituible. Con cada cifra falsa, con cada insinuación y “exclusiva”, incrementas el alcance de tu programa y, junto a él, tu poder de influencia. Si logras que la audiencia sienta que solo con tu voz puede entender el caos, si logras ser su guía, la verdad dejará de importar. Lograr marcar el ritmo en redes, intentar torear las críticas con la misma facilidad con la que controlas el tono de tu mensaje, resulta vital, si alguien te señala por falta de rigor, agradece la «corrección» y refuerza tu postura de víctima de un sistema opaco o una serie de personajes dañinos presentes incluso entre los tuyos.

Cubrir la DANA en Valencia puede transformarse fácilmente en una oportunidad de manipulación emocional, donde las víctimas son reducidas a meras herramientas para edificar un relato político. En este escenario, un periodista marginado, un reaccionario coronel españolista o un miserable reconvertido en reportero pueden presentarse como los únicos portavoces de la “verdad”, mientras los valencianos luchan por sobrevivir al horror. Todo vale con tal de implantar la vía trumpista en el estado español; si un showman desquiciado como Milei llegó a la presidencia de Argentina, ¿por qué no un cazafantasmas en la Moncloa?

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