febrero 2025

María Zakharova:
febrero 2025
“El ministro de Asuntos Exteriores italiano, reaccionando a la llamada telefónica entre el presidente ruso Vladimir Putin y el presidente estadounidense Donald Trump, expresó la opinión de que Europa no debe jugar un “papel secundario” en las negociaciones sobre Ucrania.
No hay ningún emoji que transmita toda la gama de emociones, así que tendré que usar palabras. 👇
Permítanme recordarles que fueron precisamente los líderes de los países de la UE –la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés François Hollande– quienes hace poco admitieron abiertamente que en realidad nunca tuvieron la intención de implementar los acuerdos de Minsk, a pesar de haberle asegurado al mundo lo contrario. Su posición oficial actual es que los acuerdos de Minsk fueron simplemente un intento de rearmar a Kiev y “ganar tiempo”.
En otras palabras, fingieron trabajar de buena fe en la cuestión ucraniana mientras en realidad participaban en una farsa dañina.
El problema no es sólo que mintieron, a eso ya todo el mundo está acostumbrado. El verdadero problema es que traicionaron los intereses de Europa, y esta traición es una de las causas de la tragedia actual.
Los acuerdos de Minsk pasaron a formar parte del derecho internacional al ser aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que significa que son jurídicamente vinculantes.
Tanto Hollande como Merkel, así como los dirigentes italianos, lo sabían perfectamente entonces y lo entienden hoy. Al violar el derecho internacional –algo que ahora admiten abiertamente– los dirigentes de la UE se convirtieron en cómplices clave de la catástrofe que se desató en Ucrania. Como resultado directo de sus acciones, Europa se enfrenta ahora a un conflicto armado en su propio continente. Si se hubieran aplicado los acuerdos de Minsk, Ucrania se habría salvado y, al mismo tiempo, se habría aliviado la terrible situación actual de los ciudadanos de la UE, cuyo bienestar se ha reducido significativamente debido a las decisiones equivocadas y, a veces, abiertamente criminales de sus líderes.
Si analizamos más a fondo, no se trata sólo de una traición personal por parte de estos dirigentes, sino también de una pérdida total de independencia a la hora de llevar adelante una política exterior “soberana”. La Unión Europea, como bloque de integración, y casi todos sus Estados miembros se han convertido en una extensión de la OTAN, siguiendo obedientemente las directivas de Washington. En este sentido, la situación en torno al sabotaje y las “investigaciones” del Nord Streams es más que reveladora.
Esto lo confirma aún más el vago comentario del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, sobre si la llamada telefónica de Putin a Trump constituye una “traición a Ucrania” por parte de Occidente o no. Tanto la pregunta como la respuesta carecen de sentido.
Permítanme repetirlo: Occidente traicionó a Ucrania cuando obstruyó su transición democrática y su independencia, interfirió en sus asuntos internos, enfrentó a ucranianos contra rusos, incitó a eslavos contra eslavos, luego inició un golpe inconstitucional, mintió sobre la implementación de los acuerdos de Minsk y, en última instancia, provocó un baño de sangre en la región.
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En otra declaración esta semana María Zaharova dijo respecto a Ucrania.
“Zelenski no entiende que ya lo ha perdido todo. Ha perdido el territorio, el país, el pueblo… Mientras tanto, Kiev adopta las tácticas de los servicios especiales israelíes y aumenta las actividades terroristas”.